Tras la retirada de 70 leguas y perseguidas por un ejército catorce veces mayor en número, las tropas porteñas se atrincheran en la margen meridional del río Tacuarí, A la distancia se acercan los paraguayos, cuya vanguardia, mandada por Fulgencio Yegros, acaba de reunirse con la división del general Manuel Cabañas. Este, que cuenta con más de 2.000 hombres y una artillería superior a la del ejército patriota, prefiere sin embargo pedir refuerzos a Velasco para asegurar el triunfo de la nueva batalla que parece inminente. El Gobernador le remite 400 hombres a las órdenes del comandante Juan Manuel Gamarra, acompañados por tres piezas de artillería. Tales son las fuerzas que enfrentarán, en breve, a 400 patriotas.
Al amanecer del 9 de Marzo las tropas de Belgrano se ven atacadas por tres puntos diferentes. Al frente, los cañones truenan durante una hora, cuando un oficial llega hasta Belgrano para anunciarle que, remontando el río, por el flanco izquierdo, avanzan cuatro botes armados y varias canoas con enemigos prestos a desembarcar. Además, por el flanco derecho, se acerca una fuerte columna. Sin perder el ánimo, Belgrano da rápidamente las órdenes:
- Mayor Celestino Vidal: rechace el avance de la izquierda. Mayor general Machain: tome 150 hombres y salga al encuentro del ataque por la derecha, pero verifique sí se trata del grueso del ejército enemigo, en cuyo caso repliéguese hasta aquí.
Mientras Vidal y Machain salen al galope a cumplir su misión, Belgrano se queda a defender el paso del Tacuarí, para aguantar el ataque enemigo.
Vidal logra rechazar la flotilla paraguaya gracias a un nutrido fuego de mosquetería. Los botes retroceden, algunos adversarios caen muertos y muchas canoas pasan a poder de los patriotas. Al mismo tiempo, el general en jefe desbarata las baterías ubicadas en la orilla opuesta, y Machain enfrenta a la columna mandada por el General Cabañas, quien, después de dar un amplio rodeo, se adelanta con un corto número de efectivos desde el bosque que franquea a las fuerzas de Belgrano. Machain olvida las órdenes de Belgrano y ataca la división enemiga, que no tarda, en engrosarse con los nuevos efectivos ocultos en la espesura. Los realistas, en un movimiento de pinzas, cubren también la retaguardia porteña, implacablemente asediada. Machain se ve obligado a rendirse, con su artillería y una carreta de municiones.
En tanto Belgrano reflexiona sobre las consecuencias de esta acción, un oficial enemigo avanza con bandera de parlamento.
El jefe paraguayo, Cabañas, intima la rendición a discreción, con la advertencia de que, en caso contrario, todos los sobrevivientes, incluso Belgrano, serán “pasados a cuchillo”. El representante de la Junta, después de rechazar altanero semejante intimación, envía su propio parlamentario, quien entra en conversaciones con Cabañas. La correspondencia entre el jefe paraguayo y Belgrano pone de manifiesto la habilidad política de éste para obtener no sólo la buena voluntad, sino hasta la amistad del General vencedor, e incluso lograr un vuelco ideológico que será germen del movimiento revolucionario paraguayo.
2012
Niño Heroico Pedro Ríos, Tambor de Tacuarí
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