Cuando juegan, los niños
ejercitan su cuerpo en crecimiento, aprenden a controlar y coordinar sus
músculos, las articulaciones, los movimientos, pero además, estimulan la inteligencia
y las emociones.
Con el juego los niños
adquieren experiencia al conocerse a si mismos y al mundo que les rodea,
aprenden a ser imaginativos, a dramatizar, a compartir y a tolerar
frustraciones.
El juego es imprescindible
en todas las etapas de la infancia, por ello los adultos debemos facilitar los
medios, los materiales y el espacio necesario para ello.
En las fotos niños jugando en un recreo del turno tarde...
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